viernes, 8 de noviembre de 2013

Derechos vulnerados


Todos los niños y las niñas deben ser tratados por igual. Todos los niños y las niñas tienen el mismo derecho a recibir educación, salud, asistencia médica, cuidados familiares. Sin distinción de ninguna naturaleza, es decir, sin discriminación basada en su condición social, raza, sexo, origen nacional o étnico, posición económica, impedimentos físicos, o cualquier otra condición del propio niño, de sus padres o representantes legales.


El primer párrafo habla de los derechos del niño y niña, ¡Es perfecto verdad! pero por desgracia y es triste, son muchos los casos donde esto no ocurre.
En esta nueva entrada contaré uno de esos casos en que la vulnerabilidad del niño está a flor de piel.
Empezaré por el significado de la palabra vulnerable, es aquella persona que es débil que puede ser dañado o afectado fácilmente porque no sabe o no puede defenderse y  los niños son muy vulnerables. Puede recibir lesión, física o moralmente.
Por suerte puedo decir que nací en el seno de una familia buena, donde recibí muchos valores a destacar como: el cariño, afecto, alegría, generosidad, respeto, responsabilidad, lealtad, autoestima, libertad. La medida de estos valores no tiene el mismo grado, es decir, sé por propia experiencia que valor tengo más desarrollado que otros y eso se sabe conforme vas creciendo y vas viendo tus debilidades, carencias y posibilidades frente la vida. Por lo tanto ese aprendizaje cuando ya eres adulto debes de ir mejorándolo y creándolo tu mismo, haciendo ver, que te falta o que te sobra y que otros valores te quedan por descubrir en la vida para en un futuro enseñarles a tus hijos.
Así pues, en un hogar hay que sembrar valores como el amor y la unión familiar para prevenir la vulneración del niño y adolescente.
La Directora del Consejo de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes del Municipio Libertador, Shirley González, manifestó lo siguiente "todo niño o adolescente tiene derecho a pertenecer a una familia, a ser criado con amor".


El derecho a una educación y atención especial para los niños física o mentalmente disminuidos es un derecho que no se cumple y el caso que planteo define la vulneración de los derechos humanos de una niña gallega de catorce años con diversidad funcional intelectual y Educación la envía a un centro especial pese a la voluntad familiar de que no sea excluida. Tuvo que esperar cinco meses para que un juez ordenase su escolarización inmediata en su colegio de toda la vida, el CEIP Progreso de Catoira, donde cursa segundo de la ESO.


El abuelo de la niña llamada Alejandra cree que es el momento de "luchar hasta el final" para evitar que personas como su nieta resulten marginadas por la propia Administración. Señala que los casos únicos, individuales, singulares deben tener la misma consideración que todos los demás. "Estamos hablando de derechos humanos, de las convenciones de Naciones Unidas. Son personas y como tales tienen los mismos derechos que los demás". También señala que "todos podemos sufrir una situación similar". "Hoy estamos bien y mañana, por un accidente de tráfico, por una enfermedad, nos encontramos con una discapacidad. Por ello no dejamos de ser personas, seres humanos con los mismos derechos que todos los demás".


http://diversidadfuncional.blogspot.com.es/2008/08/alejandra-una-nia-gallega-discriminada.html







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